Todo comenzó cuando Alessandro Michele, director creativo y encargado de dar un giro de trecientos sesenta grados a Gucci, comenzó decorando con parches y bordados todas las prendas que pasaban por sus manos. La idea se tradujo en un verdadero éxito en ventas y la 'fiebre' del bordado se expandió con tanta rapidez que durante toda la temporada estival hemos podido ver centenares de piezas con este tipo de adornos. La flora y la fauna han sido las encargadas de incorporar esa dosis de originalidad en bases monocromáticas, que continuarán durante todo el próximo otoño-invierno en vestidos, pantalones, abrigos y, sobre todo, complementos.