En las imágenes: Colección de Alta Costura de Christian Dior (1960) y la Semana de la moda de París (2017)
Ir de compras ya se ha convertido en una de las acciones más cotidianas de nuestro día a día. Ya sea en tienda física o por la web, comprar cualquier tipo de prenda es una de las cosas más sencillas y comunes en la actualidad. Durante las últimas décadas, la industria textil disfruta de millones de seguidores que encuentran su hobby en seguir las tendencias y disfrutar con las piezas más esperadas de la temporada. Pero hubo un tiempo en el que la moda estaba reducida a una pequeño grupo de la sociedad, hasta que algunos creadores ayudaron a que el sector se democratizara, inaugurando un amplio abanico de posibilidades dentro del mundo de la moda.
De izqu. a derech.: Taller de costura durante los primeros años de 1900 y la boutique más grande del mundo de Zara en Madrid.
La Alta Costura se caracteriza por sus prendas hechas a medida, de forma artesanal y manufacturadas en París con materiales de gran calidad. Se trata de un trabajo en forma de ropa que cuenta con incontables horas de confección tan precisa como meticulosa, asegurando que cada detalle sea perfecto. Las piezas, modificadas al gusto de la clienta y que cuentan con tres pruebas de vestuario previas, son consideradas las más exclusivas del sector, con precios que rondan incluso los 60.000 euros.
Su origen se remonta a 1700, cuando los diseñadores vestían a los personajes más distinguidos de la realeza. Rose Bertin, una de las más célebres y quien vestía a la reina María Antonieta, introdujo la moda y la Alta Costura en Francia, durante el siglo XVIII. París se convirtió en la cuna de la industria, vistiendo a poderosas figuras provenientes del arte y la nobleza.
Pero fue el costurero británico Charles Frederick Worth, el que bautizó a la Alta Costura, tal y como la conocemos hoy en día. Worth logró que el nombre del modisto tuviera un peso importante en la elección de las clientas. Antes, los creadores no colocaban su nombre en las prendas. Sus creaciones (el color, los tejidos etc.) se llevaban todo el protagonismo, dejando en un segundo plano al modisto.
En orden numérico: Bolso de Gucci (2017), Colección de Christian Dior (1960), Sesión de fotos Harper's Bazaar (1960), Olivia Palermo con camisa de Zara (2016) y trajes de tweed de Chanel (1970)
El año 1950 fue la década dorada de la Alta Costura, con grandes creadores como Coco Chanel, Christian Dior, Cristóbal Balenciaga, Jeanne Lanvin o Elsa Schiaparelli como los imprescindibles de la década. Así mismo, éste fue el periodo en el que los primeros brotes del pret a porter comenzaron a emerger. Debido a que la economía Europea se vio muy afectada, diseñadores como Lucien Lelong, Pierre Cardin o Jaques Fath, lanzaron unas piezas repetidas, en diferentes tallas y por debajo del ostentoso precio de las casas de costura, concibiendo así el pret a porter.
Tras el rechazo público por parte de las maisons, la Alta Costura se vio obligada a producir colecciones ready to wear (en inglés o 'listas para llevar' en español) El primer caso fue el de Yves Saint Laurent, pero pronto le respaldarían las demás firmas, después de que los impuestos relacionados con el lujo se incrementaran. La forma de ver la moda cambió, al igual que la manera de presentar las colecciones. Si durante la Alta Costura las exhibiciones se producían en íntimos salones, con los cambios del el pret a porter, los desfiles pasaron a ser eventos multitudinarios y de gran repercusión social.
Y, precisamente, en el pret a porter se inspiraron las marcas low cost que imperan hoy en día y que culminan en la real democratización de la moda. Fabricar centenares de prendas iguales a bajo coste, acelerando las tendencias y el volumen de ventas, ha sido la fórmula del éxito en el que se basan estas multinacionales dedicadas al textil.

Tal es la fina línea que separa el ready to wear del low cost, que ya son muchas las firmas de alta moda que han colaborado con marcas comerciales lanzando colecciones cápsula (Versace x H&M, Karl Lagerfeld x H&M, Victoria Beckham x Target, Kenzo x H&M, Balmain x H&M, Lanvin x H&M...) o han fundado segundas líneas como Marc by Marc Jacobs, MCQ McQueen, See by Chloé... que se caracterizan por unos precios más bajos que la firma principal.
Pese a que la Alta Costura aún sigue produciéndose, la realidad es que ninguna casa vive de estas colecciones. Las firmas las presentan para asegurar su prestigio dentro del mundo de la moda. La venta de complementos y perfumes se ha convertido en el verdadero sustento de la alta moda, haciendo que el low cost sea el rey de la industria.
Y, precisamente, en el pret a porter se inspiraron las marcas low cost que imperan hoy en día y que culminan en la real democratización de la moda. Fabricar centenares de prendas iguales a bajo coste, acelerando las tendencias y el volumen de ventas, ha sido la fórmula del éxito en el que se basan estas multinacionales dedicadas al textil.

De izqu. a derech.: Colección de Vionnet junto al decorado del desfile de Chanel o-i 2012 y campaña de Mango o-i 2012.
Tal es la fina línea que separa el ready to wear del low cost, que ya son muchas las firmas de alta moda que han colaborado con marcas comerciales lanzando colecciones cápsula (Versace x H&M, Karl Lagerfeld x H&M, Victoria Beckham x Target, Kenzo x H&M, Balmain x H&M, Lanvin x H&M...) o han fundado segundas líneas como Marc by Marc Jacobs, MCQ McQueen, See by Chloé... que se caracterizan por unos precios más bajos que la firma principal.
Pese a que la Alta Costura aún sigue produciéndose, la realidad es que ninguna casa vive de estas colecciones. Las firmas las presentan para asegurar su prestigio dentro del mundo de la moda. La venta de complementos y perfumes se ha convertido en el verdadero sustento de la alta moda, haciendo que el low cost sea el rey de la industria.
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